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23 Sep 2011

Dos Hojas de Ruta Europeas sientan las bases de la descarbonización y el uso eficiente de los recursos

El 8 de marzo de 2011 la UE también ha impulsado la «Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050» (Comunicación de la Comisión COM (2011) 112 final: Hoja de ruta hacia una economía baja en carbono competitiva en 2050). Se trata de una Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones, por la que se insta a reducir en 2050 las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) en un 80-95% por debajo de los niveles de 1990. Lo que requerirá muchas acciones en el campo energético en los años venideros para ir convergiendo hacia dicha reducción en el año 2050.

Esta hoja de ruta establece una serie de metas, en intervalos de reducción de las emisiones hasta 2030 y 2050, para algunos sectores clave de la economía. A fin de conseguir estos objetivos de la manera más rentable posible y de maximizar los beneficios para las industrias manufactureras de la Unión, reviste una importancia crucial la aplicación del Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética. Considerando sus importantes implicaciones para el mercado laboral, la Agenda de nuevas cualificaciones y empleos deberá respaldar el proceso de transición.

Además, el 20 de septiembre de 2011 la Comisión Europea resume la situación de uno de los mayores retos a los que se enfrenta actualmente la Humanidad sobre cómo resolver la creciente escasez de recursos: Comunicación de la Comisión COM/2011/0571: Hoja de ruta hacia una Europa Eficiente en el uso de los recursos.

La Comisión Europea resume así la situación: “A lo largo del siglo XX, la utilización de combustibles fósiles en el mundo se multiplicó por doce, y la extracción de recursos materiales, por treinta y cuatro. Cada ciudadano de la Unión Europea consume hoy en día dieciséis toneladas de materiales al año, de las cuales seis se desechan, descargándose la mitad en vertederos. Sin embargo, las tendencias apuntan al fin de una era en la que los recursos eran abundantes y baratos. Las empresas se enfrentan al aumento de los costes de materias primas y minerales esenciales, cuya escasez y volatilidad de precios están teniendo un efecto perjudicial para la econo mía. Las fuentes de minerales, metales y energía, así como las reservas pesqueras, la madera, el agua, los suelos fértiles, el aire limpio, la biomasa y la biodiversidad, están bajo presión; lo mismo puede decirse de la estabilidad del sistema climático. Mientras la demanda  e alimentos, piensos y fibra podría aumentar en un 70 % de aquí a 2050, el 60 % de los principales ecosistemas del mundo que contribuyen a la producción de estos recursos ya se ha degradado o se está utilizando de manera insostenible. Si seguimos usando los recursos al ritmo actual, para el año 2050 necesitaremos, en conjunto, el equivalente de más de dos planetas para sostenernos, y serán muchos los que no podrán hacer realidad sus aspiraciones de mejorar su calidad de vida”.

La hoja de ruta no ofrece una respuesta definitiva a todos esos problemas, pero se trata de un primer paso hacia la definición de un marco de actuación coherente que atraviesa distintas áreas políticas y sectores. Su objetivo consiste en ofrecer una perspectiva estable para la transformación de la economía. La Comisión tiene previsto preparar propuestas políticas y legislativas de cara a la aplicación de esta hoja de ruta.