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05 Jun 2023

Costa Rica y su estrategia líder mundial de bioeconomía

Costa Rica estableció en 2020 su primera estrategia nacional de bioeconomía con su inmensa riqueza biológica como piedra angular. El país alberga el 6% de la fauna y flora silvestres de todo el mundo, a pesar de ocupar sólo el 0,03% de su superficie: es uno de los 17 países denominados «megadiversos«.

La estrategia de Costa Rica pretende descarbonizar la economía, sustituyendo los recursos fósiles por otros renovables y biológicos. El objetivo era crear un sector de base biológica competitivo, impulsado por la innovación científica, los productos tradicionales y los biocombustibles; por lo que han orientado la inversión hacia proyectos privados que se ajusten a los objetivos públicos de sostenibilidad. Sin embargo, lo que hace diferente a la estrategia de Costa Rica es que las empresas están al servicio de la biodiversidad, no al revés: no solo hay que obtener valor de la naturaleza, sino que el gobierno debe protegerla.

Dentro de la Estrategia Nacional de Bioeconomía se encuentra la Plataforma de Financiación de Bioempresas, encargada de estimular las empresas verdes. La plataforma identifica proyectos nacionales que podrían optar a ayudas. Dependiendo del tipo de proyecto, la plataforma dispensa crédito verde, capital semilla y capital riesgo a través de uno de los cinco mecanismos financieros: el Programa de aceleración de bioempresas, el Programa BioInnova, BioAcelera, el Crédito Mujeres Natura Fundecooperación y el Crédito Mujer Rural. Para obtener los créditos y ayudas, las empresas también deben reducir o mitigar el impacto humano en los ecosistemas.

La equidad social es una parte esencial de la estrategia de bioeconomía costarricense y esto se refleja en la estructura de la Plataforma de Financiación. En Costa Rica, las mujeres empresarias tienen menos probabilidades de obtener financiación empresarial que los hombres. Por ello, dos de los mecanismos de apoyo empresarial de la Plataforma (Mujeres Naturaleza y Crédito Mujer Rural) intentan mitigar este problema.

El plan de bioeconomía de Costa Rica encaja en estrategias de desarrollo económico y objetivos medioambientales nacionales e internacionales. Por ejemplo, la plataforma financiera de la bioempresa está conectada al panorama político internacional de la biodiversidad como una de las siete «soluciones financieras» organizadas por BioFin. Se trata de un proyecto mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo que ayuda a los países a encontrar la financiación necesaria para financiar sus objetivos nacionales de biodiversidad y ha sido un pilar fundamental para ayudar a Costa Rica a poner en marcha su estrategia de bioeconomía.

La estrategia nacional de bioeconomía de Costa Rica busca un equilibrio casi imposible. Por un lado, pretende desarrollar una bioeconomía avanzada que aporte ingresos a las comunidades y al Estado. Por otro, también quiere proteger la biodiversidad. En parte, la estrategia de Costa Rica puede resultar exitosa ya que su doble programa de desarrollo y conservación se basa en una institución nacional madura. Es el resultado de un compromiso de treinta años del gobierno con el desarrollo sostenible. Surgió entre 1986 y 1990, cuando el ministro Álvaro Umaña detuvo la deforestación en el país dando incentivos a los ganaderos para que restauraran la naturaleza salvaje en lugar de destruirla.

Treinta años después, Costa Rica es uno de los siete países del mundo cuyos avances en los objetivos climáticos han sido calificados de «casi suficientes» por Climate Tracker (puede parecer poco, pero es todo un logro teniendo en cuenta que aún no se ha considerado que ningún país haya avanzado «lo suficiente» en sus políticas para mantener la temperatura media mundial por debajo de los 2 grados a finales de este siglo). Además, el país es líder mundial en protección de la biodiversidad, habiendo restaurado casi el 60% de sus selvas tropicales después de que, a finales de los años ochenta, se hubieran reducido a una cuarta parte de su extensión total.

Las políticas medioambientales de Costa Rica tienen tanto éxito ya que su impulso surgió de dentro, en lugar de ser impuestas por organismos externos. Sus primeros pasos hacia el desarrollo sostenible partieron de agentes nacionales, por lo que las políticas se adaptan mejor a sus especificidades culturales y económicas y, en consecuencia, tienen un apoyo más generalizado.

Por supuesto, es obvio que Costa Rica no puede hacerlo sola. Como cualquier otra nación, depende de la inversión externa y los flujos financieros mundiales, dos elementos que la pandemia de COVID-19 puso a prueba. La crisis sanitaria dificultó la estrategia de bioeconomía del país. Hizo una enrome presión en su industria turística, obligando al gobierno a desviar su presupuesto de descarbonización hacia una respuesta por la salud pública. Costa Rica necesita más financiación para recuperar el optimismo que rodeó el lanzamiento de su plan de bioeconomía hace tres años, aunque su apuesta por las empresas de base biológica ya haya atraído la atención internacional para reconducir el rumbo hacia la recuperación ecológica. En 2022, el fondo de capital riesgo Deep Science Ventures seleccionó al país como base para su Iniciativa de Agricultura Tropical y Bioeconomía, un programa que acelera la creación de empresas especializadas en biotecnología para la agricultura tropical. Según Deep Science Ventures prevé que Costa Rica se convierta en un «motor mundial de emprendimiento en agricultura sostenible y bioeconomía«. Sin duda, el país cuenta con la voluntad política necesaria para atraer más financiación de este tipo.

 

Información de World Bio Market Insights.